Ich liebe Deutschland...


Bel Maseto

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Pues sí, señores, lo confieso: amo profundamente Alemania. Qué digo amo: la adoro con todo mi corazón ! Después de haber pasado unos días allí, haciendo algo más de 1.500 kilómetros por carreteras y autopistas diversas, he llegado nuevamente a la conclusión de que el cielo existe...y está entre nosotros.

No es que el país sea bonito, que lo es, y mucho. Tampoco se trata de resaltar la educación y el trato exquisito de los teutones, que es muy notable. No, mi amor por las tierras germanas tiene otras raíces: Alemania es un país de conductores, de gente que sabe lo que hace al volante, que gusta de conducir, y que, según lo veo, tiene el inmenso privilegio de estar gobernados por personas que, en materia de tráfico, no han sucumbido todavía a las doctrinas represivas hoy imperantes en toda Europa que tratan al conductor como un delincuente potencial al que hay que darle palos a todas horas, preferentemente, en la cartera.

Dejadme decir, de entrada, que allí se conduce de forma mucho más dinámica: rápido, ciertamente, ya que la mayoría de conductores circulan con alegría, pero totalmente pendientes de la via y del resto de vehículos. Esto se nota en múltiples situaciones: en carreteras comarcales con arcén, por ejemplo, me ha sorprendido que algunos vehículos se coloquen en él para facilitar tu maniobra de adelantamiento. Y en las Autobahn, incluso en los tramos restringidos, ves cómo el carril izquierdo es utilizado únicamente para adelantar, no para circular por él, y terminada la maniobra, la gente vuelve inmediatamente a la derecha, dejando el carril libre para que aquellos que vayan más ràpidos puedan rebasarles tranquilamente sin necesidad de reducciones violentas.

Qué decir, además, de la actitud de la gente al volante ! Amable y respetuosa, sin lugar a dudas, y si además circulas con un coche algo especial, gestos de admiración y pulgares levantados por todas partes. Alemania ama con pasión el automóvil, sin duda alguna, y cuando ven circulando una máquina hermosa, moderna o antigua, tanto da, exteriorizan claramente su reconocimiento al afortunado propietario o conductor del aparato en cuestión con gestos inequivocos. Otro planeta, vamos.

En materia de velocidad, allí las limitaciones se respetan, al menos, relativamente: en nuestro viaje hemos encontrado múltiples tramos con velocidades limitadas por obras o condiciones generales del tráfico -sí, allí ya utilizan la velocidad variable hace tiempo- y puedes comprobar claramente que, cuando entras en esas zonas, la gente baja el ritmo para adaptarlo más o menos a la limitación existente. Y digo más o menos porque lo cierto es que, contrariamente a lo que pudiera pensarse, una limitación de, por ejemplo, 130 km/h en Autobahn no es observada a rajatabla, sino que los conductores reducen la velocidad para situarse algo por encima, digamos 10 ó 15 km/h reales. Pero todos lo hacen, y es raro, muy raro ver que alguien circule en esos tramos a velocidades claramente superiores, aunque siempre hay alguno que da la nota, como en todas partes.

Y la circulación en ciudad ? Pues todo el mundo despacito, como debe ser. Sorprende ver cómo las velocidades al pasar por un pueblo son inmediatamente reducidas, sin necesidad de guardias tumbados, semáforos reguladores radares acechantes y demás artefactos del demonio: la gente tiene claro que allí no se puede correr, y no lo hace, pura y simplemente. Hablando de los resaltes, me llamó mucho la atención la práctica inexistencia de ellos en los pueblos que cruzamos, aunque en algún caso advertí un estrechamiento artificlal de la calzada al llegar a una población, seguramente para recordar de forma efectiva al conductor -sin necesidad de mandar los bajos del coche a tomar viento- que estaba entrando en una zona urbana. Inteligente, efectivo y respetuoso con el conductor.

Y por último, y para acabar, lo que todos os podéis imaginar: la delicia de la velocidad libre en ciertos tramos de Autobahn. He de remarcar que no son todos, ni mucho menos, ya que hay bastantes áreas con velocidad limitada, de forma permanente o mediante señalización luminosa variable, pero sorprende ver cómo, cuando se encuentra la señal de fin de limitación, la peña incrementa notablemente su velocidad para situarse circulando sobre los 150 km/h...y de ahí para arriba. En este viaje, lo confieso, he estado delinquiendo al menos diez o quince veces cada día, circulando muy frecuentemente por encima de los 200 km/h y, en alguna ocasión en que la vía y el tráfico realmente lo permitían, alcanzar puntas muy ocasionales de casi 300 km/h tan tranquilamente. Y no era yo el único, ni mucho menos: hacer un trayecto de casi 100 km a velocidad constante de entre 180 y 220 km/h acompañado a prudente distancia de otros vehículos al mismo ritmo, cuando las condiciones lo permitían, ha sido una verdadera gozada.

Policía agazapada en los arcenes, tras una bionda ? Nain !!! Radares a la caza escondidos en cunetas en rectas interminables ? Ni uno. Allí la policía es perfectamente visible cuando está, y los afortunadísimos alemanes pueden despreocuparse de la caza de brujas que sufrimos todos los demás ciudadanos de Europa y concentrarse al volante únicamente en conducir, con sentido común y habilidad, que es de lo que se trata.

Pero había que volver, así que el sueño se terminó repentinamente nada más cruzar la frontera: largos y soporíferos trayectos por Francia en autopistas de peaje de primera división con muy escaso tráfico a 140 km/h de marcador, que los franceses no están por tonterías. Y al llegar a España, constatación directa de que ya estábamos de nuevo en casa: overbooking en el carril izquierdo, absolutamente nadie en el derecho...y radares por todas partes.

Así que, si te gusta conducir, el cielo existe, y está en tierras germanas. Cuando me jubile, quizá abandone la idea de comprarme una casita en una de esas macro-urbanizaciones que jalonan nuestra costa, y opte por buscarme una chamizo en el clima húmedo de Baviera o Pomerania -o al ladito del Ring, vive Dios !- para mí y para mi coche, y pasar juntos el resto de nuestros días disfrutando del placer de conducir, del paisaje y de una civilización superior, al menos en materia automovislística.

Saludos.

Hola Bel que tal estás,

He leído tu post de pe a pa, y cuanta sabiduría derrochan tus palabras.

También he estado en alemania,y he tenido alguna de esas conclusiones y vivencias que nos relatas, circular a 230-240 y ver como te adelantan con total limpieza, con elegancia, indicando en todo momento las maniobras, guardando la distancia de seguridad, no tienes que ir pendiente del dominguero que llevas delante, delante llevas alguien como tu, que sabe lo que es ir en un coche a velocidades elevadas...vamos, excelente.

La velocidad de crucero con el coche que subimos (diferente hubiese sido con el M3) fue de entre 190 y 220, nos comíamos los kilómetros, y bueno, nos adelantaron algo así como 20 coches en menos de dos horas. Eso si, mucho ojito con las ristras de camiones.

Concretamente estube tres días y medio, (fuimos a buscar un M3 y ya de paso, trajimos un honda S2000 por eso tardamos más dias ) quizá no hice esos 1500 que has hecho tu pero lo vi todo igual que tu, solo tengo que decirte que suscribo una a una todas tus palabras.

saludos

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pd. antes de que me llameis loco... EL ASFALTO DRENA, no como la mierda de asfalto que han puesto en la A-2 zona de lerida...que con 2 gotas no ves si ha aterrizado un jumbo delante tuyo porque la cortina de agua te lo impide....esos si que son unos asesinos!!!

Anda que es mentira ignacio...menuda panda...

El próximo dia que me cruce contigo y no me saludes...voy mucho por esa zona, fíjate si ves un S2000, y sinó haber si nos vemos.

saludos

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  • 3 semanas más tarde...
Y por último, y para acabar, lo que todos os podéis imaginar: la delicia de la velocidad libre en ciertos tramos de Autobahn. He de remarcar que no son todos, ni mucho menos, ya que hay bastantes áreas con velocidad limitada, de forma permanente o mediante señalización luminosa variable, pero sorprende ver cómo, cuando se encuentra la señal de fin de limitación, la peña incrementa notablemente su velocidad para situarse circulando sobre los 150 km/h...y de ahí para arriba. En este viaje, lo confieso, he estado delinquiendo al menos diez o quince veces cada día, circulando muy frecuentemente por encima de los 200 km/h y, en alguna ocasión en que la vía y el tráfico realmente lo permitían, alcanzar puntas muy ocasionales de casi 300 km/h tan tranquilamente. Y no era yo el único, ni mucho menos: hacer un trayecto de casi 100 km a velocidad constante de entre 180 y 220 km/h acompañado a prudente distancia de otros vehículos al mismo ritmo, cuando las condiciones lo permitían, ha sido una verdadera gozada.
Yo la primera vez que conduje por carreteras alemanas también me sorpendí.

En aquella época calzaba un modesto Renault Clio 1.4 de 80cv. En cuanto entré en una Autobahn, a pisar a lo que daba el coche .... 170 km/h el pobrecillo. Yo como un señor por el carril de la izquierda y .... me tuve que apartar al central. En ese viaje recorrí unos 3.000 kms, casi todos por Autobahn sin limitación y en todas era lo mismo: el carril de la izquierda circulaba sobre los 200 km/h, el central andaba sobre los 170 y en el de la derecha nadie bajaba de 140. Todos a la carcel! Encontré anecdotas como una monja circulando de manera "lenta" sobre los 150, o una furgoneta de las grandes que me adelantó con lo que tendría que circular sobre los 180 km/h calculo.

Editado por Sistema
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Gracias Bel Maseto por tu relato. Este mes de diciembre tenía previsto ir con mi cónyuge a Berlin a pasar nuestro viaje de novios (nos casamos en noviembre de este año) y pensábamos ir en avión. Dado lo que has relatado y que deseo vivir en primera persona lo que desde siempre he sentido de las carreteras y autopistas alemanas, hemos decidido que nos iremos en mi coche haciendo ruta. A la vuelta os daré mis impresiones.

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